Desde el pasado 26 de enero no se tienen noticias sobre el paradero de Henrry Pérez, uno de los líderes más reconocido del Catatumbo y uno de los principales impulsores del proceso de reparación colectiva de La Gabarra, municipio de Tibú, en Norte de Santander.
Este líder comunitario ha liderado además proyectos productivos para fomentar alternativas a la siembra de cultivos ilícitos, y fue certificado por el Ministerio de Justicia como conciliador en equidad para facilitar la resolución de conflictos.
Pérez, de 47 años, desapareció en horas de la mañana de su finca ubicada en la vereda Trocha Ganadera, donde adelantaría algunos trabajos en una plantación de limón.
Familiares, líderes comunales y habitantes del corregimiento lo han buscado por selva, río y carreteras. Inclusive, la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de Estados Americanos (Mapp- OEA) ha respaldado la búsqueda de Henry Pérez, pues él ha trabajado con ese organismo desde hace varios años.
Este domingo la Misión de Paz de la OEA hizo un nuevo llamado por el respeto a la integridad y pronto regreso del líder comunitario e instó a las autoridades para que se adelanten acciones contundentes que permitan encontrarlo a la mayor brevedad y determinar las causas de su desaparición.
“Como referente de la comunidad, debido a su liderazgo y compromiso, Pérez ha sido muy cercano a MAPP-OEA en el impulso de acciones para la construcción de paz desde la región del Catatumbo, una zona fuertemente golpeada por el conflicto armado y la ilegalidad”, dice el comunicado de MAPP.
Asimismo, la Misión de Paz de la OEA rechaza una vez más las recientes amenazas, desapariciones y asesinatos de las que han sido víctima los líderes sociales, indígenas y campesinos en Colombia, pues considera que este tipo de acciones también atentan contra el tejido social, la tranquilidad y los esfuerzos de construcción de paz liderados por las comunidades y los movimientos sociales.
El último informe del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto (Cerac), indica que en el 2015 los asesinatos de líderes sociales aumentaron un 35 por ciento con respecto al 2014. Se pasó de 78 muertos a 105 el año pasado.
